
Imagen: Partido contra el Bar Badillo nevando, el campo era una alfombra (18 de Noviembre de 2005). Imagen nostálgica de la 'Vieja Sindical'.
La Sindical ha sido testigo de grandes gestas del Bar Nayjo a lo largo de su historia. Partidos épicos a la par que cómicos que perdurarán en nuestra memoria.

Allá vamos con el análisis.
Nombre: La Sindical
Se llama así debido a que el campo está en el interior de lo que antes era llamado Parque Sindical, que eran polideportivos gestionados por el sindicato Vertical de la Falange durante la Jefatura de Estado del rechonchete Generalísimo Franco. Nunca está de más saber un poco de historia...
Ahora le han cambiado el nombre y le han puesto el de Rosa Colorado (gran atleta y entrenadora de Atletismo). No tengo nada contra la persona, pero para un servidor se llamará siempre La Sindical, un nombre castizo y proletario que hay que conservar.
La verdad es que a mí, personalmente, me gusta bastante, le da un toque reivindicativo y rojillo muy elegante (y progre, cómo no).
Superficie: Hierba Artificial
El campo entra, por fin, gracias a las ayudas estatales del Plan E (el Ayuntamiento sigue sin gastarse un chavo) en el Siglo XXI. Un terreno de césped artificial al que el equipo pistacho se ha adaptado a la perfección. Eso sí hemos descubierto que el hacer las segadas te quemas lo mismo o más que en tierra (nada es perfecto). Asimismo, el campo cuenta con iluminación nocturna lo que permite la disputa de encuentros a última hora de la tarde. La verdad es que el campo nos lo han dejado bastante coqueto y esperemos poder disfrutarlo muchos más años.
Dimensiones: aproximadamente 90 metros de largo por unos 45/50 metros de ancho.
Es un auténtico futbolín, pero como el estado físico no es nuestro fuerte, así corremos menos y cuando ganamos podemos montar el autobus.
Otras características: Tiene bar (puedes pillar litros para ver el partido).
Tiene parking donde dejar el buga.
Fácil acceso (no tiene pérdida, queda a la derecha del Pryca).
Tiene gradas, para ver el partido cómodamente y donde nuestra escasa, pero fiel, afición puede animarnos con fervor.

El campo está vallado, por lo que nos ahorramos tener que ir a buscar balones innecesariamente.
Salvo cuando pasan la valla y dan al colegio de al lado, donde nuestros valerosos suplentes se las ven y se las desean para saltar la valla. (Ver foto).

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